La revolución sexual de la década de 1970 redefinió profundamente la identidad femenina y se convirtió en vehículo del cambio cultural de fin de siglo. A través de un complejo proceso social se construyeron las nuevas identidades femeninas como entidades individuales y colectivas que en medida creciente participan en el poder, tanto en el espacio privado como en el público. Este contexto sociocultural obliga al género masculino a replantear su tradicional identidad genérica que el imaginario colectivo aún intenta mantener. Sin embargo, estamos ante un cambio cultural, acompañado de una crisis económica y política que modifican las bases materiales y simbólicas sobre las que descansaba el principal referente de la identidad masculina: su rol como proveedor de la familia. Las nuevas condiciones de mercado y las nuevas prácticas sociales entre los géneros están llevando al género masculino a expresiones híbridas y a una crisis de identidad que se debaten entre referentes simbólicos del pasado y los nuevos valores que emergen con el cambio cultural.
Las rutas de la masculinidad explora las condiciones de una nueva masculinidad en ciernes, su vinculación con la familia, la etapa de la juventud, la paternidad, la sexualidad y el erotismo.