Durante los nueve meses de su impero (21 de julio de 1822-19 marzo de 1823) sobre la más vasta extensión que México ha tenido, de Costa Rica a las Californias, Nuevo México y Texas, Agustín I hizo frente a la oposición armada de Santa Anna, Guadalupe, Victoria, Guerrero, Nicolás Bravo… Luego abdicó, y vivió un año desterrado en Livorno y en Londres. Declarado traidor por el Congreso, cuando pisó de nuevo suelo mexicano, con la fantasía de que la Patria lo necesitaba, fue apresado y fusilado, sin necesidad de juicio, el 19 de julio de 1824, pero no al alba; el general De la Garza decidió hacerlo por la tarde, y eso le dio a Iturbide esas Horas de gracia en que Juan Tovar instala esta onirofarsa. Son las dos de la mañana y el sargento despierta a Iturbide a su último sueño. Tiene visita: Antonio Lopez de Santa Anna esta allí para acompañarlo…”