El autor considera que dentro de las condiciones históricas de la sociedad es indispensable una amplia concientización de las masas que por medio de una educación haga posible la autorreflexión sobre su tiempo y su espacio. Está hondamente convencido de que con esto comienza el proceso que las llevará a la profundización de la toma de conciencia, de la cual resultará su inserción en la historia, no ya como espectadores sino como actores y autores.