La silla de Karpov puede ser un primer gran prólogo de El gabinete de Curiosidad de Meiser Floh. Director de dicha colección, Javier García-Galiano descubre en estas páginas muchos de sus gustos, obsesiones, apuntes y reflexiones. Sin negar su ascendencia literaria--Alighieri, Cervantes, Coleridge, Roth, Borges, Elizondo, García Ponce, Deniz, entre otros--, las incisivas influencias con las que se pergeña la propia obra, cuenta la historia secreta de la historia, de una acción, de un objeto, de un animal o de algunos hombres. En una de sus "jüngerianas", por ejemplo, dice: "Dios también vigila con los ojos de la mosca", y así como Dios pareciera estar en todas partes, así estas pequeñas piezas narrativas, reflexivas, envuelven al lector en el universo más placentero de todos los posibles, el del pensamiento.