Ignacio Manuel Altamirano expresa en esta ingenua narración cómo apaciguar pasiones, muy vivas en aquel entonces en el pueblo mexicano que había luchado y sufrido una horrible guerra civil. La narración de esta novela trata del encuentro de dos figuras contrapuestas: un militar liberal ateo y un cura católico español. A pesar de sus diferencias inician una conversación de la guerra cruel y sangrienta que acaba de terminar, coincidiendo en ideas fundamentales, sociales y humanas como es la paz y el mutuo respeto, elementos esenciales y provechosos para todos y para una estrecha cooperación entre los hombres. Al llegar al pueblo, en donde todos sus habitantes son pobres, el militar se sorprende al darse cuenta que son felices y poseen un alma sana e ignoran las diferencias que existían entre estos dos bandos: el católico reaccionario y el democrático radical.