Arte por cacao: de este modo puede sintetizarse un singular intercambio colonial que tuvo como escenario el Caribe, como tiempo los siglos XVII y XVIII y como beneficiarios el gusto novohispano, la devoción caraqueña y el lujo de Maracaibo.Hasta las reformas borbónicas, en efecto, barcos cargados de cacao cruzaron hacia el norte el mare nostrum americano, mientras que otros barcos, deudores de aquéllos y en la dirección contraria, llevaron cuadros, biombos, esculturas, muebles cerámica y objetos de plata para adornar las iglesias y las casas principales de muchas poblaciones de lo que hoy es Venezuela.
