AA.VV
¿Existió teatro durante la época de la Independencia de México? Si la mayor parte del tiempo, de 1810 a 1821, el Coliseo Nuevo de la capital vivió una seria precariedad, ¿de qué vivían los oficiantes? ¿No hacían teatro? ¿Qué pasó con las compañías "estables" y reconocidas en esos aciagos momentos? ¿Qué papel desempeñaron esas otras compañías no reconocidas cuya labor nunca pisaría un gran escenario, las de preferencias populares, bolsillos rotos y calzas acostumbradas a correr? Algunas interrogantes se pueden contestar de manera muy parcial, fragmentaria, gracias al trabajo de los investigadores, pero la mayor parte de esa memoria se ha perdido.
Al estallar la guerra de Independencia, poco tiempo después del Grito de Dolores del 15 de septiembre de 1810, semanas apenas, los escritores se dieron a la tarea de comentar los hechos políticos y de armas mediante hojas volantes escritas en versos, canciones y diálogos para desacreditar a uno u otro bando. Algunos de esos "diálogos" apelan al lenguaje popular y la teatralidad de manera contundente y muchos otros aparecen como formas quizá ingenuas de persuasión dialogada. Las intenciones proselitistas de quienes los escribieron son patentes y cuesta trabajo pensar —o fabular, si lo prefieren— que no fuesen representadas para una masa novohispana casi analfabeta y que no tenía manera de acceder al contenido de las hojas volantes.
El lector encontrará en esta edición tres obras de distintos momentos de la época que seguramente harán volar su imaginación.
Jaime Chabaud
