En los siete capítulos de Ficciones a contrapunto podemos encontrar un mosaico de temas: alegorías, perversiones, erotismo, reinterpretaciones bíblicas, crítica a la sociedad y catástrofes llenas de un humor ácido. Esta larga lista llena de matices distintos dificulta ofrecer un resumen del libro ya que, página a página, el lector se interna por un camino siempre cambiante, heterogéneo, que lo mantiene siempre en guardia. Fernando Sánchez Clelo sabe que una de las herramientas fundamentales de la ficción breve es la sorpresa pero que, si se repite demasiado, su efecto termina diluyéndose y la obra se vuelve monótona. El autor, por eso, explora otros límites: la búsqueda de una imagen, un diálogo o una definición que obliga a repensar algo cotidiano.