En el tercer milenio un fantasma recorre el corazón ancestral del continente. Los indios y campesinos de Mesoamérica, los andes y la Amazonía echaron a andar y están haciendo camino. De ellos trata este libro: de gente rústica que emprende grandes mudanzas civilizatorias a su aire y por su pie. Entre un pasado precapitalista que nunca cedió del todo y un futuro poscapitalista que han ido edificando a contrapelo, los hombres y mujeres de la tierra otean a la vez hacia adelante y hacia atrás: a los viejos tiempos y a los nuevos. Para desentrañar sus rebeldías, insurgencias y resoluciones, Armando Bartra desempolva conceptos referidos a prácticas ancestrales como el mito, el aquelarre y el carnaval. Y ante todo destaca el efecto desacralizador de lo grotesco como inversión del orden natural, como violencia simbólica, como provocación burlesca. Lo grotesco, sostiene, no es un orden sino un desorden: más que una adaptación barroca a la modernidad un rompimiento con la modernidad. El libro concluye proponiendo la carnavalización de la política: sacar las carnestolendas de la cuaresma y emplear sus poderosos recursos en la subversión del orden opresivo.