La oposición de Hermann Hesse a cualquier tipo de ortodoxia lo llevó a buscar siempre nuevas concepciones éticas y espirituales, tanto en su vida como en su obra narrativa, y en el relato de la vida de Siddhartha logró adaptar el orientalismo a la sensibilidad de Occidente, mostrando al mismo tiempo el contraste entre ambas culturas. Mediante la rebeldía del hijo de un brahmán, de su amistad con Govinda, o de su encuentro con Buda, Siddhartha nos presenta la búsqueda de la paz y la armonía a través de la conexión con el yo más profundo.
Producto de una meditación acerca de la dialéctica maestro-alumno característica de su tiempo, y que encontramos en autores dispares como Rilke, Thomas Mann u Ortega y Gasset, Hermann Hesse analiza los diversos estadios de un proceso de purificación que debe culminar en la fusión del hombre con el todo.
Probablemente, ésta sea la novela que mejor ha sabido expresar la inquietante fascinación que la espiritualidad oriental ha provocado siempre en Occidente.