La novela relata la vida de Siddhartha, hijo de Brahman, un joven hindú, que busca afanosamente y por los más diversos caminos su propio derrotero vital. Junto a él se encuentra su fiel amigo Govinda, especial y espiritualmente. Ambos han de iniciar su viaje compartido, no sólo geográfico, sino personal. Govinda, desde siempre ha venerado devotamente a Siddhartha como a un sabio. En resolución común deciden ir a vivir con los Samanas, abandonando fríamente a sus familias. Los Samanas son hombres de alma religiosa, meditadores, que viven al acaso, con poco o nada, y que sobreviven en su mansa peregrinación con lo que hallan en el camino. En esta etapa de su vida aprende a ayunar, meditar y esperar, capacidades que le servirán más adelante en su vida. Es después de haber convivido con ellos que ambos resuelven ir a ver a buda; Govinda, en ese trance toma la decisión, no compartida por el amigo, de unirse a la secta que visitan. En consecuencia, Siddhartha, a partir de ese momento, quedará vitalmente solo. Y peregrinando ha de arribar a una ciudad en la que ha de conocer a la bella kamala, con la que se lanzará a vivir lo nunca vivido. La extraordinaria maestría de Hesse se pone en descubierto en los capítulos relacionados con kamala, a la que jamás denomina con un apelativo de connotación negativa, al que daría lugar el oficio liviano y desprejuiciado al que la mujer vive entregada. Siddhartha, de modo espontáneo y en ocasiones deliberadamente resuelto se dispone a aprender los secretos del amor a partir de su contacto con ella, compartiendo, al mismo tiempo los menesteres del trabajo, de la ganancia de dinero, de los gastos dispendiosos y de las diversiones ostentosas. Y así se nos presenta a un hombre que, siendo al principio un modelo inmaculado, ahora aparece sujeto a todas las normales debilidades humanas. Es el mismo Siddhartha que consideraba negativos y despreciables esos comportamientos, para un alma de estirpe, y de naturaleza superior como la suya.