Poco conocido por parte del público general, aún a pesar de su enorme importancia dentro de la historia del pensamiento cabalístico, el Séfer ha-temuná, el Libro de la figura, es uno de los textos más apasionantes de la mística judía. La tradición sitúa su origen entre los siglos I y II, y habitualmente se ha atribuido a los rabinos talmúdicos Isamel y Nehuniá ben Hakaná; sin embargo, investigadores más recientes como Gershom Scholem lo sitúan en el siglo XIII. Lo más probable que este manuscrito fuese concebido y distribuido por primera vez en Gerona, alrededor del año 1250. El texto está escrito íntegramente escrito en hebreo, y las escasas palabras romances que aparecen en él pueden ser tanto catalanas como provenzales. El libro, un estudio en clave cabalística del alfabeto hebreo y de su relación con el árbol sefirótico, ejerció una gran influencia en el llamado círculo cabalístico de Gerona y entre numerosos sabios sefardíes, así como en autores místicos no judíos como el cardenal Egidio de Viterbo. Esta edición del Séfer ha-temuná ha sido realizada a partir del original hebreo por el erudito hazán Neil Manel Frau-Cortés.