PINGÜINOS EN LA LUNA
MÁRQUEZ, JORGE
Pingüinos en la luna, está escrito desde el interior de un hombre que a su vez está habitado por un niño. Allí mismo se pone en juego, para regocijo del lector, el equilibrio, el arte mágico de la imaginación, donde todo es posible si consideramos cuánto de mí tú eres y cuánto de ti yo soy. Jorge Márquez explora su corazón y alcanza la plenitud en cada uno de los cantos que son a la vez un solo canto. "El canto se vuelve cuento y, a su vez, el cuento se vuelve canto", advierte Octavio Paz. Así, Pingüinos en la luna, es la historia que sucede en la infancia y que se da en cada instante dentro del relato de nuestra vida. El canto de Márquez es un río plateado que asciende hasta la luna imaginaria, donde la pasión y el sentimiento no son sino el mayor sufrido-gozo del poeta. El recuerdo que se conjuga en presente y que da al amor muchas de las veces no una forma corpórea, y sí lo determina alcanzando su mayor plenitud en la sensación tangible de la presencia, donde la distancia y el tiempo desaparecen. Recordemos ahora, uno de los atributos de cuantos se vale el poeta y que no muchas veces es observado desde el alma: la sencillez. Jorge Márquez, a partir de ese colorido espacio nos invita a no olvidar el paraíso de la infancia, la vida. Donde el otro, que es el hijo, es a su vez nosotros —o al menos una parte de nuestro yo—. Pingüinos en la luna es un libro sencillamente inteligente y espera ser vivido. Cantado y contado. Nos dice el poeta: El libro nos escribe/ En realidad somos el producto/ de la imaginación de este libro.