La arena es el reclamo del silencio al luminoso estruendo de las aguas. Así tus muslos. Así su materia lisa, tierna y dura, pulida por sabios artesanos. Tus muslos hacen de mi mano lectora del lenguaje marino de tus venas. Los oprimo hasta que tu carne traslada su urgencia a la garganta y culmina en la yegua de tu corazón. Tus muslos que articulan la marcha de tu cuerpo y hacen de cada paso día de fiesta. Tus muslos de arena que reflejan los cristales del aire, la sed de los perdidos, la caricia de un sol apaciguado que en tu sangre se duerme para nacer mañana.