MÉXICO, CIUDAD QUE ES UN PAÍS

MÉXICO, CIUDAD QUE ES UN PAÍS

Editorial:
PRE-TEXTOS
Año de edición:
ISBN:
978-84-17143-34-3
Páginas:
278
Encuadernación:
Rústica
Colección:
Cosmópolis
$ 661.00
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Vicente Quirarte (Ciudad de México, 1954) es miembro del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Academia Mexicana de la Lengua y el Colegio Nacional. De sus obras dedicadas a la capital mexicana cabe mencionar: Elogio de la calle. Biografía literaria de la Ciudad de México, Enseres para sobrevivir en la ciudad, Amor de ciudad grande y Fundada en el tiempo. Aires de varios instrumentos por la Ciudad de México. La Editorial Pre-Textos publicó anteriormente sus libros de poesía Como a veces la vida, Nombre sin aire y Esa cosa tan de siempre, así como la antología Ojos para mirar lo no mirado. Los Contemporáneos y las artes plásticas. Su obra incluye además libros de narrativa, teatro, crítica literaria y ensayo histórico. Ha recibido el Premio Xavier Villaurrutia, el Premio de Dramaturgia Sergio Magaña, el Premio 2010 del Instituto de Estudios Históricos de las Revoluciones en México y el Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde 2011.

En ambos sentidos, México es una ciudad que es un país: ¿Ciudad que pertenece a la nación o que exige el nombre del país entero? Ésta no es la historia ortodoxa de una de las concentraciones urbanas más grandes del planeta, sino el testimonio de uno de sus habitantes que la lee en varios momentos de su historia. Al mismo tiempo es una confesión de las pasiones que su devoto ha vivido con ella.

Como el autor escribió en otra parte: Amar una ciudad es necesario y fatal. Igualmente odiarla, aunque ambas emociones, al mirarse en su espejo, encuentren semejanzas y diferencias. Amar a la Ciudad de México parece una tarea cada vez más ardua. Fácil es caer en la inmediata provocación de repudiarla: aceptar el hechizo de condiciones y medios que facilitan el fugaz abandono del desastre. Sin embargo, tarde o temprano, humillados y ofendidos, convencidos o escépticos, por misteriosas razones regresamos a la imposible, la infiel, la insoportable. La inevitable Ciudad de México, noble y leal a pesar de nosotros. En sus casi siete siglos de existencia, los habitantes y los elementos hemos destruido una y otra vez nuestra ciudad. Con idéntica pasión y energía hemos vuelto a levantarla. No hemos podido acabar con ella, lo cual es prueba de su linaje. Pero también demuestra la casta de sus habitantes, aunque seamos los primeros en negar semejante obligación y privilegio. Cada minuto es una posibilidad para la epifanía: para el asombro de la voz en medio de la ceguera. Nunca como ahora hace falta, en cada uno de nosotros y en nuestros actos en apariencia más humildes, el héroe anónimo que con su acción de cada día consagra, eleva y dignifica nuestro común espacio. Leer la ciudad es defenderla. Vivirla es sostenerla?.


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