Cuando Esteban Ascencio, me convido su Cuaderno de espiral azul, luego de leer los primeros capítulos, en lo primero que pensé fue en el territorio tan ajeno en que se ha convertido mi infancia. Y siendo honesta admito lo bien que me hizo recordar, y le dije que la lectura abrió unas heridas y, que cerró otras. Me descubrí en algunos personajes. No sé cuál haya sido el propósito del autor, pero sin duda no fue este, al menos creo que no buscó llevarme hasta donde llegué; sin embargo, más de uno que escudriñe en Los misterios de la pasión, estando o no de acuerdo conmigo, se verá inevitablemente en el espejo de los ayeres.