El ser un arte efímero, un hecho vivo, determinaá gloria del teatro y a la vez la enorme exigencia que supone, particularmente en cuanto al papel fundamental que en él desempeña el actor, quien —dice Genées el teatro mismo, ´el único código imprescindible de la representación´. Así pues, con base en el concepto establecido en su ensayo anterior -1. El actor en su historia—, de que ´el teatro es el actor en situación de representación frente al público´, Gené ahonda, en esta segunda entrega sobre el tema, en la singularidad del arte del actor y de este modo en la naturaleza de su creación.