EN EL PRINCIPIO TODO ERA NIEBLA
UN VIAJE AL TEZIUTLÁN DE LOS AÑOS SESENTA
MORENO BOTELLO, RICARDO
La belleza de la Sierra Norte del estado de Puebla siempre será motivo de múltiples expresiones de admiración. El encanto de sus tierras, aguas y firmamento; la nobleza de sus pueblos originarios; la arquitectura de sus poblados y ciudades, y la riqueza del trabajo de sus habitantes, han creado un rincón del Estado de Puebla sorprendente.
Conocí y viví en esta región durante los años sesenta del siglo pasado, era entonces un pueblo encantador de no más de treinta mil habitantes, rodeado de poblaciones precolombinas de varias culturas, especialmente nahuas y totonacas. Teziutlán conservaba todavía una fisonomía de pueblo serrano, construido con dificultades en una pequeña meseta de la Sierra Madre Oriental. Su caserío, visto a o lejos, manchaba con el rojo de sus tejados el inmenso verdor de un entorno vegetal, casi siempre envuelto en el blanco inmaculado de la niebla. Por eso gustaban llamarle La Perla de la Sierra.