Mi madre solía decir que las cosas que hacemos con toda nuestra fuerza y todo nuestro amor permanecen por siempre. Cuánta razón había en esas palabras. Basta caminar por las calles de Puebla para constatar la trascendencia de una mujer que plasmó su huella de amor en las casonas del centro, en los inmuebles históricos, en las universidades y en las instituciones que fundó.
No son pocas las personas que me han contado que mi madre, en el ámbito personal, solía refrendar su amistad con su apoyo incondicional. Colaboradores cercanos a ella, incluso amigos no tan cercanos, me han revelado actos de amor y de gran solidaridad que hoy en día me siguen asombrando. Mis cinco hermanos y yo tuvimos el privilegio de tener una madre amorosa y sabia, que procuró siempre enseñar con el ejemplo y sembrar en nosotros el amor por Puebla, el amor por la vida y el amor por el bien. Porque ella siempre lo dijo: al que obra bien, bien le va. Ahora yo lo repito de otro modo: a las cosas que hacemos con amor, bien les va.
Gracias madre por ese triple amor que nos inculcaste: el amor a la familia, a los demás y a Puebla.
Este 2022 mi madre cumpliría 80 años; difundir su pensamiento y sus logros es una manera de hacerle un regalo. Por supuesto, el mayor obsequio será que los lectores se inspiren y sigan su ejemplo, así el espíritu generoso y transformador de mi madre seguirá vivo.
Manuel Alonso Espinosa