En el poemario “Anfiteatro”, dividido en cuatro actos o secciones, el autor aborda una amplia gama de temas: vida, muerte, amor, desdicha, entre otros. La particularidad que hay en estos poemas recae en las novedosas imágenes que desautomatizan la cotidianidad para dotarla de nuevas sensaciones. Así pues, la mirada poética de Octavio César tiene como punto de partida la realidad circundante, donde los sucesos más ínfimos obtienen una revitalización al dotarlos de matices insospechados. Sin embargo, la catástrofe de habitarlo, de estar arrojado aquí y ahora no es cosa sencilla, pues el paso de los días retuerce las entrañas del poeta y Dios no puede hacer nada por salvarlo, no le importa. Este poemario es un verdadero “tour de force” que amalgama horror y belleza, certeza e incertidumbre. De esta manera el mundo es “horriblemente hermoso/ hermosamente horrible”. El poeta deambula entre palabras que nunca significan lo mismo, que se deforman constantemente en la hoja insondable de la vida, y espera el milagro de aproximarse un poco a aquello que se desea comunicar. Pero ¿quién escucha al poeta?