Lorenzo tiene veintiséis años y toca la guitarra en un grupo de música. Sexo, drogas y rock and roll: ese es el lema de su vida hasta que un día, mientras esquía, sufre un accidente y queda paralizado del cuello para abajo. Desde ese momento, empieza una larga convalecencia para su cuerpo y también para su alma: primero en un hospital italiano; luego en una clínica suiza, donde solo espera recuperar la movilidad de las manos para volver a tocar su preciada guitarra, algo que pronto se revelará imposible; y, finalmente, en casa de sus padres, en Roma, donde se encierra en sí mismo y se hunde en la autocompasión. Cuando su novia, que ha estado a su lado cuidándolo y apoyándolo durante ese terrible año, lo deja, Lorenzo decide suicidarse. Hasta que algo vuelve a insuflarle las ganas de vivir.