Alessandro Baricco presentaba la edición italiana de Seda, que tuvo un éxito extraordinario en su país, con estas palabras: Esta no es una novela. Ni siquiera es un cuento. Esta es una historia. Empieza con un hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece inmóvil, en una jornada de viento. El hombre se llama Hervé Joncour. El lago, no se sabe.
Se podría decir que es una historia de amor. Pero si solamente fuera eso, no habría valido la pena contarla. En ella están entremezclados deseos, y dolores, que se sabe muy bien lo que son, pero que no tienen un nombre exacto que los designe. Y, en todo caso, ese nombre no es amor. (Esto es algo muy antiguo. Cuando no se tiene un nombre para decir las cosas, entonces se utilizan historias. Así funciona. Desde hace siglos.)
Todas las historias tienen una música propia. Esta tiene una música blanca. Es importante decirlo porque la música blanca es una música extraña, a veces te desconcierta: se ejecuta suavemente y se baila lentamente. Cuando la ejecutan bien es como oír el silencio y a los que la bailan estupendamente se les mira y parecen inmóviles. La música blanca es algo rematadamente difícil.
No hay mucho más que añadir. Quizá lo mejor sea aclarar que se trata de una historia decimonónica: lo justo para que nadie se espere aviones, lavadoras o psicoanalistas. No los hay. Quizá en otra ocasión. «Un sutilísimo cruce de historia y fábula, con ritmos excelentemente estudiados... Aquí todo está reducido al hueso, esencial, aéreo» (Paolo di Stefano, Cornete della Sara).
«Un apólogo elegante: un delicado ejercicio de ascesis (Pietro Citati).
«Un relato insólito, de una luminosa melancolía, hermoso como el encuentro de Kafka y el Aduanero Rousseau en un pueblo provenzal» (Frédéric Vitoux, Le Nouve! Observateur).
«Una empresa a la vez muy difícil y muy seductora que lleva a cabo como jugando, como un sueño, ¡he aquí un artista!... Baricco es un elegido de los dioses» (Pierre Lepape, Le Monde).
«Con su ternura, su erotismo, su despojamiento, Seda es una de las novelas más sorprendentes y conmovedoras que he leído jamás» (Stephanie Merrit, Daily Telegraph).