Cuando Porfirio Díaz fue presidente, México vivió dos realidades opuestas. La inversión extranjera activó la industria nacional creando un desarrollo económico nunca antes visto en el país. Sin embargo, la miseria continúo en una dictadura donde la mano dura y la ausencia de derechos y libertades eran la norma. Este régimen perduró más de 30 años hasta que estalló una revolución social en 1910.