El libro se compone de tres ensayos que se encaminan a proponer una explicación sobre las relaciones entre la ciudad de México de los siglos XVIII y XIX, y su entorno más cercano, es decir, las poblaciones que lo rodeaban, las cuales formaban parte del Distrito Federal. En la primera parte, “Viejas y nuevas formas de organización administrativa en el Distrito Federal. El caso de las obras públicas en la municipalidad de Tlalpan 1824-1903”, Regina Hernández Franyuti aborda, a lo largo del primer siglo de vida del México independiente, cómo la inestabilidad política y los constantes cambios de regímenes influyeron en la conformación territorial de la capital, y visualiza el microcosmos de Tlalpan. En la segunda parte, “Casas y formas de vida en los alrededores 1750-1850”, Ana Lau Jaiven analiza algunas de las formas más comunes de construcción, de uso y tenencia de las casas-habitación tanto en la ciudad de México como en sus alrededores, haciendo hincapié en las relaciones que se establecían entre el territorio urbano y el rural a partir de la organización espacial de las casas. En la tercera y última parte, “Las conmemoraciones septembrinas en la ciudad de México y su entorno en el siglo XIX”, Verónica Zárate Toscano destaca la utilización de la ciudad y las poblaciones aledañas como escenarios en los que se efectuaban ceremonias públicas. Los gobiernos buscaban construir la memoria histórica del país presentando un rostro de unidad nacional. Con pocos o muchos recursos, las fiestas se realizaban tanto en la ciudad de México como en los pueblos que conformaban el Distrito Federal.