En su discurso de ingreso a El Colegio Nacional, Javier Garciadiego traza un árbol genealógico intelectual personal, en el que aparecen figuras como Daniel Cosío Villegas, Luis González Obregón, Silvio Zavala y Friedrich Katz. De este modo, describe cómo desarrolló su visión personal de la historia: una herramienta no para conocer el pasado, sino para entender el presente mediante el estudio de las coordenadas espaciotemporales en las que suceden los hechos. Garciadiego, especialista en la figura de Venustiano Carranza, considera que la Constitución de 1917 es el mayor y el mejor legado de la Revolución mexicana. Por ello, la parte medular del discurso está dedicada al Congreso Constituyente de 1916, atendiendo a las causas que llevaron a que se congregara, cómo se conformó, quiénes lo integraron y cuál fue su funcionamiento.