Los panes y los pescados es un libro que puede leerse como un catálogo de ideas y preocu-paciones (tal vez manías) por parte de su autor y que requiere, en todo momento, de un lector que pretenda entregarse de cuerpo completo al acto literario. Es una lectura de detalles, de puntos, que aunque se siguen uno a uno, la línea que se traza entre ellos nos muestra una figura que se completa hasta el final.
En estos relatos nos damos cuenta de que si hay hechos estéticos en lo cotidiano no siempre están al florecer de la primavera o del acaecer del sol.