Dependiendo de cómo se busque reconstruir su historia y sus exploraciones en México, Carl Lumholtz (1851-1922) fue un viajero-coleccionista amateur, un etnógrafo en ciernes, un precursor de la antropología, un anticipador de la obra antropológica de Franz Boas o un realizador de planes imperiales auspiciados por instituciones extranjeras. La reflexión de Aäron Moszowski nos ofrece la imagen de Lumholtz como un personaje más complejo que un viajero con “ojos imperiales” y propone un interesante ejercicio historiográfico que confronta su propia lectura de El México desconocido (1902), para muchos su obra fundamental, con los modelos hegemónicos que han servido de base para entenderla.