Ninguna forma del arte escapó a la mirada curiosa y la pluma prolífica de Alfonso Reyes. Ciudadano conspicuo de la República de las Letras, don Alfonso fue también coleccionista diletante y lúcido comentarista de sus aficiones estéticas. El presente estudio da cuenta de esa faceta menos explorada del carácter alfonsino. La atracción por el arte, en el caso de Reyes -afirma el autor de este volumen- terminó por consolidarse y seguir caminos tan diversos y complementarios como el de la creación marginal de dibujos y fotografías, el coleccionismo y la proximidad con los espacios y obsesiones de los artistas. Parte fundamental de su trato con el arte se estableció a partir del roce poético con el mismo y la compenetración con sus ambientes. Pero también, y fundamentalmente, nació y se alimentó del comentario crítico que el mismo arte suscitaba e incluso exigía a su mirada inquieta.