Un legado invaluable que nos invita a seguir leyendo, escribiendo y soñando. «La poesía tiene una sola realidad: el sufrimiento». Es «una enfermedad de la conciencia, un rezago / de tiempos anteriores a los nuestros», «precio que algunos pagan / por no saber vivir» o, por el contrario, por pretender vivir demasiado «puliendo, desgastando un idioma ya seco», para «hacer que brote el agua en el desierto» y que las palabras se interpongan en la desesperada marcha del tiempo. Libro fundamental de la poesía iberoamericana, Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes (1969), en No me preguntes cómo pasa el tiempo —reunión de poemas publicados entre 1964 y 1968— la poesía se detenta como única alternativa contra el olvido.