En la actualidad, en nuestro país y en el mundo, presenciamos una explosión de movimientos emancipadores ocupados en la defensa de homosexuales, lesbianas, bisexuales, hombres y mujeres transgénero, queers, transexuales, asexuales, intersexuales y otras manifestaciones de identidad sexual que ponen en crisis el acartonado modelo idealizado de socieda, basado en la familia feliz: papá, mamá y los hijitos. Modelo que en su propio interior se ve amenazado, violentado o incluso destruido por una violencia sexual calificada pero poco comprendida o explorada.
Ya sea que la diversidad esté permitida, tolerada o perseguida por distintas legislaciones, pesa sobre ella una lápida - que llamaremos homofobia - sostenida, definida y promocionada por el conservadurismo social, mismo que impregna un hedor a intransigencia clerical que impone y produce problemas que tendan las relaciones sociales.