Las circunstancias reales que motivaron a Tolstoi a escribir esta obra fue por un suceso real: un magistrado del tribunal de Tala, Ivan Ilich, había muerto tras una larga enfermedad con grandes sufrimientos que le impresionaron profundamente. Tolstói estructura una obra en la que el personaje principal es un juez de intachable honradez, bien acomodado física, social y moralmente.
Tolstoi pensó escribir la obra a modo de diario personal, pero al darse cuenta de que eso no era posible en un enfermo en estado terminal y dados sus sufrimientos físicos y síquicos que estaba soportando sin apoyo alguno de su familia. El relato sería un buen argumento para ayudar a los profesionales de la salud a reconocer las consecuencias nefastas de un paternalismo ingenuo con el enfermo, sobre todo en su estado terminal.