Las Memorias de un alférez, la última novela que escribió Eligio Ancona (1836-1893), fue publicada de manera póstuma, en 1904, por José María Pino Suárez en la imprenta de El Peninsular. En la introducción afirmaba Pino Suárez que era la mejor novela de Eligio Ancona; entre otras razones, porque su trama estaba expuesta y desarrollada con “primor y maestría” y porque era una obra perfectamente “acabada en su género”.