Sabía que era el mejor. Sabía que era el campeón en todo. Tal vez creas conocer esta fábula ancestral. Es posible que hayas oído de Bella, la Bestia y la maldición que rompieron juntos. Sin embargo, algunas historias tienen más de un final... y más de un villano. En su juventud, Gastón y el Príncipe eran hermanos, aunque no de sangre. Juntos recorrieron las habitaciones del castillo y las profundidades del bosque. Ése era el hogar de la legendaria Bestia de Gévaudan, una terrorífica criatura cuya presencia se cernía sobre la imaginación de los jóvenes. Una fatídica noche, la tragedia cambió sus vidas (y su amistad) para siempre, y los condujo por dos caminos inconexos: a uno por el de la avaricia y el orgullo; al otro, por el de la determinación de corregir los errores del pasado. El príncipe, como ya sabemos, pagó el precio de su actitud. Y Gastón, envalentonado por la magia de tres brujas entrometidas, fue consumido por un único deseo: convertirse en el héroe que mataría a la Bestia.