En la escritura de Ariadna Vásquez, la poesía se escribe sola delirante en el espejo. La poesía es la Reina de Copas inundada desde su propio cuerpo, reconociéndose. La poesía es el agua llevándoselo todo para volver a inundarse. Ritual que se perfecciona y se afina en cada intento, hay un imaginario limitado desde donde es posible escribirlo todo una y otra vez, como una maldición arrasadora.