Un Voltaire desconocido predica en estas páginas la fe en Dios y la tolerancia. Aunque de él, como de Quevedo, pasó a la historia una caricatura que ignora la complejidad del escritor, el famoso comecuras dijo más de una vez que el cristinanismo es la única religión verdadera, y en estas homilías arguye vigorosamente contra el ateísmo.