El joven Cándido, discípulo del doctor Pangloss, a su vez discípulo de Leibniz, filósofo del optimismo, padece el infortunio de ser fiel a la enseñanza aprendida en la adolescencia: el nuestro es “el mejor de los mundos posibles”. Tal es el motor de esta novela que se ha convertido en un clásico. La exuberante imaginación de Voltaire no da tregua y nos lleva de la sonrisa a la carcajada. El prólogo es de Francisco Rebolledo.