Durante su último cautiverio, en el Palacio Negro de Lecumberri, por su participación en el movimiento estudiantil de 1968, José Revueltas escribió El Apando (1969), que culmina su narrativa. En esta "pequeña novela límite" -según la definió su autor-, la prisión, saco placentario hermético, halla su exploración precisamente en la zoología humana: en el hecho de que el hombre, en tanto especie, no ha nacido.