Enseñar filosofía es una tarea nada fácil en tiempos -como el nuestro- que proclaman la <> y su inutilidad. Denota dicha actitud la incapacidad para pensar y la derrota de la razón ante los problemas humanos, antropológicos, éticos y sociales. Enseñar filosofía implica introducir a los hombres a ejercer la facultad por la cual y desde la cual aprendemos a ser humanos; significa esto aprender a leer la realidad, entenderla, captar su sentido y descubrir la presencia interior de la verdad.