El diablo es, quizá, el relato más enigmático de Marina Tsvietaieva. El más inquietante. Escrito durante su exilio en París, en 1935, forma parte de un ciclo de prosa autobiográfica que la autora dedicó a su infancia: Mi madre y la música, Mi Pushkin, La casa del viejo Pimen, Mi padre y su museo, Las flagelantes son algunos de los títulos que componen este espléndido mosaico de vivencias, emociones, descubrimientos y desilusiones de una niña que nació distinta...