Se puede definir a Virgilio Piñera como un incomprendido, estrafalario, inadaptado, desconocido. Un inadaptado que nunca logró o quiso integrarse al mundo que lo rodeaba. Un incomprendido cuya literatura nunca fue verdaderamente entendida mientras estuvo con vida. La narrativa de Piñera alcanzó cotos muy altos en el tratamiento de la ironía, el absurdo, el antiheriosmo y lo cotidiano, pero lo hizo antes de tiempo: fue un adelantado. Se podría definir su vida como la de un iconoclasta: alguien que paga cara su herejía, para al final, después de muerto, convertirse en ídolo.
Este volumen de cuentos tiene como eje fundamental el libro Cuentos fríos, y además se incluye una sustantiva selección de cuentos provenientes de El que vino a salvarme, Un fogonazo y Muecas para escribientes; así como algunos que no habían sido publicados antes.