Concédeme esta guerra nace del desatado inconformismo, del delirio, la contradicción y el deseo por desentrañar una multiplicidad de insurrecciones en base al generalizado paradigma del romanticismo. En este imprescindible y complejo muestrario de luces y sombras radica una valiosa necesidad de convivir con una serie de emociones dispares y siempre cambiantes. Si bien es cierto que este libro posee la capacidad tanto de desgarrar el alma como de desnudarla sin miramientos, lo que Concédeme esta guerra consigue, con calidad notoria, es entonar con voz propia una muy elogiable declaración de intenciones.