Al acometer esta nueva época de la serie los antagónicos, el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla recupera la propuesta original de la colección: dotar de voz a la ciudad que compartimos. Y que esa voz hable incluso por los que, con frecuencia, han sido despojados de su poder de enunciación.
Convivir en un mismo territorio obliga a centrar la mirada en el otro que acompaña y participa de nuestro destino: en las personas cuyos gestos mínimos y palabras no dichas se expresan con una pasión que penetra los cimientos de las casas solariegas y nuestras calles trazadas a cordel. Los antagónicos se apropian de esas gestualidades y esos murmullos para convertirlos en una urgencia, un plan de ocupación que expande las posibilidades del instante. Son una voz que clama en cada resquicio de la traza humana.
Leer es también habitar. Las palabras de los antagónicos nos ofrecen una morada en cuyo interior nos instalamos para disfrutar de una conversación que nos prepara para emprender nuevas rutas, para ver el mundo desde otras perspectivas.
