La cámara de Gesell comúnmente usada en experimentos de psicología, creada para contemplar niños en tratamiento sin que estímulos exteriores perjudiquen su ambiente, ha devenido casi siempre en instrumento policiaco. Herramienta del estado y el poder, el anonimato de cristal y el aislamiento tienen la capacidad de hacer vulnerable a cualquier hombre, destruir seguridades y fortalezas, convertir sujetos en objetos.
Ahora la cámara de Gesell se ha transformado en un libro de poesía, una manera de volver a su origen terapéutico, un lugar donde se intenta de nuevo la curación por la palabra. La poesía es mucha veces el reflejo del cuerpo frente a la enfermedad de uno mismo.