Poetas y filósofos como Rilke, Valéry y Arendt se han detenido ante una paradójica propiedad del lenguaje: las palabras que utilizamos para la comunicación irrelevante y fugaz, materia para el olvido, pueden transfigurarse y adquirir una jerarquía del todo diferente cuando forman parte de un poema. Y perdurar. Los poetas han empleado en su obra, quizá inquietos ante el extremo ocupado por el habla común, un léxico codificado muy distante del cotidiano y con formas elaboradas hasta el límite de lo inteligible. No es siempre el caso y hay quienes llegan a la poesía desde ‘la común palabra’, como la llamaba Rilke, sin por ello renunciar a una herencia literaria largamente cultivada. Esto ocurre con Wislawa Szymborska, cuya sensibilidad parece anticipar un registro como el de Julio Moguel. No extrañará a nadie que una parte de los poemas aquí reunidos tenga a Szymborska como interlocutora distante, reconocida por Moguel como compañera de palabra –y mirada- en algún tramo de su trayecto por el mundo de la reflexión poética (2012, nota para la primera edición).
Víctor Jiménez
Historiador y crítico
