Cuando lo acusaban de mentiroso por su compulsión a referir historias varias, Joseph Roth respondía: "Yo no miento, sólo hago literatura." Esas historias se hallaban también en cartas, artículos de periódico, relatos, novelas, que podían parecer un presagio, una recreación, una fatalidad o una realidad posible. Con un estilo escueto y preciso, que no prescinde de la ironía, Roth escribía narraciones sencillas que se intrincan naturalmente. En Abril, se han reunido dos de los primeros relatos que escribió: "Abril. La historia de un amor" y "El aplicado", y el último que pergeñó: "La leyenda del santo bebedor". En ellos puede advertirse algo del devenir literario de un autor del que Alfred Polgar aseguró que poseía todo auqello que legitima a un escritor: "pasión, espíritu y coraje".