Quien está en un tren es signo de que quiere ir a alguna parte, y lo hace siempre y sólo en vista de alguna otra cosa. Es decir, su objetivo está en otro lugar: la única excepción es el personal que viaja. Nuestra vida está llena de esas actividades instrumentales y vicarias, en el curso de las cuales, más que vivir, esperamos vivir, o mejor dicho, vivimos en espera de otra cosa. Pueden ser atroces, como la burocracia y la enfermedad (entendida como "burocracia del cuerpo"), o bien neutras,
como el viaje, justamente. Son los momentos en los cuales actuamos como el vehículo de nosotros mismos. Eso es lo que llamo la vicevida.
Valerio Magrelli