Hay líneas de fuga, líneas de combate, líneas de fuego, líneas de la mano, líneas de vida y de muerte. Todas son formas de viacrucis y todo viacrucis es una forma de caída que tiene mucho de ascensión. Como lo expone Saúl Ordoñez en esta obra: en las caídas pueden vivirse una y mil vidas. Los lugares, personajes, dioses y héroes que recorren estas páginas, todos nos hablan de que vivir es no encontrar reposo y, sin embargo, el amor se muestra a veces como llanura de fugaz redención. Las elegías y meditaciones aquí reunidas, en versos provocadores y videntes, son una especie de compendio de los empeños humanos y divinos por solventar la contradictoria búsqueda de salidas ahí donde de antemano se nos indica: “esto no es una salida”.