La casa es un espejo: se refleja en nosotros y nos reconocemos en ella; es un lugar donde el cuerpo puede extenderse y donde los sueños se ensanchan; también es un refugio. Por eso hay que construirla de acuerdo con la naturaleza, los menesteres y los caprichos de sus habitantes, como indica esta guía, que nos invita a escuchar nuestra voz interior en los muros, los vanos y los rincones.