Se conoce por «juego de guerra» aquel que recrea y simula un enfrentamiento armado a cualquier nivel, sujetándose a reglas para el desarrollo del mismo.
El alemán Udo Berger es campeón de esta disciplina en su país. Los juegos de guerra son al tiempo su profesión y su obsesión; ocupan su vida e invaden su pensamiento a todas horas. Incluso durante el viaje que realiza con su novia Ingeborg a la Costa Brava, donde él había veraneado en su infancia. Allí, en el mismo hotel que visitó con su familia hace años, pide que instalen una gran mesa en la habitación para pensar en las estrategias del wargame en el que se halla inmerso: El Tercer Reich.
Una noche, sin embargo, Udo e Ingeborg conocen a otra pareja de alemanes, Charly y Hanna, que les introducirán a un mundo oculto tras las playas y el sol. Un mundo poblado por personajes de dudosa reputación, pasados oscuros y futuros aún más enigmáticos.
En esta novela, Bolaño da voz a todos los rostros, disponiéndolos en una suerte de tablero en el que se juega la guerra más antigua de todas: la del nazismo, la de la decadente cultura occidental, la del ser humano contra sí mismo.