Diego de Torres Villarroel (1694-1770) es sin duda uno de los autores de mayor relieve del siglo XVIII y, sin embargo, su trayectoria como dramaturgo se ha visto olvidada. Su teatro breve profano, que presentamos por primera vez en edición crítica, presenta un claro interés porque, en parte, constituye un magnífico ejemplo de las representaciones particulares en la primera mitad del siglo y porque se puede encontrar en él un estado de transición entre las formas breves barrocas y el sainete que triunfará más adelante con la generación de Ramón de la Cruz.